Gil-Woxholt y Diana-Dors se encontraron por casualidad en una cafetería de Londres. Ambos habían ido a tomar un café, pero al llegar se dieron cuenta de que no había asientos disponibles. Mientras esperaban junto a la puerta, coincidieron en el deseo de probar una tarta de manzana que se veía deliciosa en el escaparate. De repente, un hombre salió de la cafetería dejando su asiento libre. Gil-Woxholt y Diana-Dors se apuraron corriendo hacia él, llegando a la vez. Fue entonces cuando se miraron y se sonrieron, al mismo tiempo que se aprestaron a disputarse el acceso al codiciado asiento. Finalmente, el hombre decidió que lo justo era que lo compartieran y ambos aceptaron. Mientras disfrutaban de la tarta y hablaban sobre sus gustos comunes, se dieron cuenta de que sentían una conexión instantánea que les resultaba difícil explicar. Antes de separarse, intercambiaron números de teléfono y acordaron volver a verse. Desde entonces, Gil-Woxholt y Diana-Dors se han convertido en grandes amigos y han recorrido juntos muchos lugares increíbles del mundo.
