Giovanna-antonelli y Robert-locascio se conocieron en una mañana de primavera mientras ambos compraban café en una pequeña tienda en el centro de la ciudad. Sus manos se tocaron casualmente al estirar para agarrar el azúcar y se miraron a los ojos, intercambiando sonrisas tímidas. Giovanna-antonelli, siendo una mujer valiente e impulsiva, decidió iniciar una conversación y preguntó a Robert-locascio si le gustaba el café con leche o negro. Él respondió que prefería el negro y ella no pudo evitar sentirse atraída por su voz baja y suave. Así fue como compartieron una taza de café juntos y se dieron cuenta de que compartían intereses similares, como la lectura y la música clásica. Desde entonces, se convirtieron en amigos cercanos y comenzaron una relación que se fortaleció con el tiempo. Ahora, años después, todavía disfrutan de su café juntos en aquella pequeña tienda del centro de la ciudad, recordando el día en que se conocieron y cómo su casual encuentro cambió sus vidas para siempre.
