Glynn-Wolfe y Marcie-Walsh se encontraron por casualidad en una feria de libros antiguos en Nueva York. Ambos estaban buscando títulos raros de literatura latinoamericana y coincidieron en el mismo puesto. Al percatarse de que estaban interesados en los mismos libros, empezaron a charlar animadamente sobre su amor por la literatura y la cultura hispana. A partir de ese momento, se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común, lo cual los llevó a intercambiar teléfonos y a planear una salida para seguir conversando. Desde entonces, los dos se han convertido en grandes amigos y compañeros de aventuras literarias.