Glynn-Wolfe y Rachel-Prescott se conocieron en una exposición de arte moderno. Ambos se encontraron contemplando la misma obra y, sin saberlo, comenzaron a comentarla al mismo tiempo. Al darse cuenta, se rieron y rompieron el hielo inmediatamente. Continuaron caminando juntos por la exposición y hablando sobre sus gustos artísticos. Al final del evento, Glynn-Wolfe se ofreció a llevar a Rachel a su casa en su motocicleta, a lo que ella aceptó emocionada. En el camino, se dieron cuenta de que vivían en direcciones opuestas, pero esto no los detuvo. Decidieron parar en un café cerca de la casa de Rachel y conversaron por horas más, compartiendo sus intereses personales y descubriendo varias coincidencias. Finalmente, Glynn-Wolfe ofreció llevar a Rachel a casa en su motocicleta de nuevo. Antes de dejarse, intercambiaron números de teléfono y acordaron verse de nuevo pronto. Así comenzó su historia de amor.