Barbara y Goncalo se conocieron en una heladería en Lisboa. Barbara había estado esperando en la fila mientras que Goncalo acababa de ordenar su helado y estaba buscando una mesa para sentarse. De repente, sus miradas se encontraron y hubo un breve momento de incertidumbre. Barbara pensó que ella conocía a Goncalo de alguna parte y Goncalo pensó que Barbara era simplemente una mujer atractiva. Fue entonces cuando una pequeña broma de Goncalo sobre el sabor del helado de Barbara rompió el hielo. Barbara lo reconoció de inmediato como un compañero de la universidad y se pusieron a hablar de sus historias y anécdotas universitarias. Al final, ambos descubrieron que tenían muchas cosas en común, incluyendo su amor por la música y la comida portuguesa. Después de esa tarde en la heladería, Barbara y Goncalo se hicieron inseparables y empezaron a salir de manera regular.
