A pesar de que vivían en la misma ciudad, Carolina y Goncalo nunca habían cruzado sus caminos. Pero un día, mientras Carolina estaba sentada en una cafetería trabajando en su laptop, Goncalo entró y pidió un café. Al buscar un lugar para sentarse, solo encontró una mesa disponible, la misma donde estaba Carolina. Pensando en que sería una buena oportunidad para socializar en su nuevo entorno, Goncalo se acercó a Carolina y le preguntó si le importaba compartir la mesa. Después de una breve conversación, descubrieron que ambos eran estudiantes universitarios y estaban estudiando áreas similares. La química entre ellos era palpable y sin darse cuenta, habían pasado hours conversando. Cambiaron números de teléfono y prometieron mantenerse en contacto. Poco después, comenzaron a salir con más frecuencia y compartiendo su tiempo juntos. Finalmente, se dieron cuenta de que habían encontrado algo especial el uno en el otro y comenzaron una relación.
