Elena y Grant se conocieron en una conferencia de jóvenes talentosos en Nueva York. Ambos estaban en la lista de los más brillantes de su generación y fueron seleccionados para asistir. Elena había ganado varios concursos de ciencias en su ciudad y se había destacado en matemáticas, mientras que Grant era considerado uno de los mejores jugadores de ajedrez de su escuela. El primer día de la conferencia, Elena se encontró con Grant en la cafetería. Ella estaba buscando una mesa vacía cuando Grant le ofreció compartir la suya. A pesar de que Elena era tímida y reservada, Grant logró hacerla reír con sus chistes y su humor sarcástico. Esa noche, en una actividad en grupo, Elena y Grant se encontraron de nuevo. Esta vez, trabajaron juntos en un experimento de química. Elena estaba impresionada por los conocimientos de Grant en la materia y él quedó sorprendido por la agudeza mental de ella. A partir de ese momento, Elena y Grant se volvieron inseparables. Pasaron todo su tiempo juntos durante la conferencia, asistiendo a cada actividad y charlando hasta altas horas de la noche. Al final de la semana, habían formado una conexión tan fuerte que Elena no podía imaginar su vida sin él. Después de la conferencia, Elena y Grant mantuvieron el contacto a través de correo electrónico y mensajes de texto. Hablaban de su amor por la ciencia y la tecnología, pero también de sus pasatiempos e intereses personales. A medida que se conocían más, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y, finalmente, comenzaron una relación a distancia que duró durante años.
