Greta Garbo y Louise Prussing fueron amigas íntimas durante muchos años. Se conocieron en la década de 1920 cuando ambas trabajaban en el estudio de MGM en Hollywood. Garbo se sintió inmediatamente atraída por Prussing, a quien describió como "la chica más bonita que había visto". Prussing también estaba interesada en Garbo y apreciaba su inteligencia y su ingenio. Las dos se hicieron inseparables y solían pasar tiempo juntas en su tiempo libre. Garbo incluso compró una casa en Beverly Hills para que pudieran vivir juntas. Aunque se rumoró mucho sobre la naturaleza de su relación, Garbo y Prussing siempre negaron cualquier tipo de relación romántica. Garbo afirmó en una entrevista en 1933 que "las personas que piensan que somos estimadas hora tras hora, día tras día, simplemente no entienden lo que es una amistad verdadera". A lo largo de su relación, Garbo y Prussing se escribieron cartas y tarjetas postales, y Garbo incluso envió regalos extravagantes a su amiga. Sin embargo, en la década de 1930, su amistad comenzó a enfriarse. Garbo se volvió cada vez más solitaria y retirada, mientras que Prussing se casó y comenzó a tener hijos. Aunque perdieron contacto en gran medida después de esa época, Garbo y Prussing mantuvieron una amistad cercana hasta la muerte de Garbo en 1990. Prussing se negó a hablar con los medios sobre su amiga, respetando su deseo de privacidad.