Greta Garbo y Mauritz Stiller mantuvieron una estrecha relación profesional y personal durante varios años en la década de 1920. Stiller fue el director que descubrió a Garbo en un teatro de Estocolmo y la llevó a Hollywood en 1925. Durante su colaboración en películas como "Gösta Berling's Saga" y "El viento", Garbo aprendió mucho de Stiller en términos de actuación y estilo. Sin embargo, la relación entre ambos comenzó a deteriorarse debido a los excesos de Stiller, su constante sobreproducción y gastos innecesarios, y la negativa de Garbo a trabajar con otros directores. En 1927, Stiller fue despedido por la MGM y regresó a Europa, mientras que Garbo continuó su carrera en Hollywood. Mientras tanto, la amistad entre ambos se enfrió y se perdieron el contacto. Hoy en día, Stiller es recordado como uno de los grandes cineastas suecos de la época silente, mientras que Garbo sigue siendo uno de los mayores iconos del cine clásico. A pesar de la ruptura de su amistad, ambos dejaron su huella en la historia del cine y en la vida del otro.