En una tarde de verano, Grigoris-Petrakos estaba sentado en una cafetería en el centro de Atenas. Mientras disfrutaba de su café, una mujer hermosa, Theofania-Papathoma, se acercó a su mesa y tomó asiento. Los ojos de Grigoris se encontraron con los de Theofania, y en ese momento supo que algo especial había sucedido. Comenzaron a hablar y descubrieron que tenían muchas cosas en común, incluyendo su amor por la música y el cine. La conversación fluyó con facilidad, y pronto se dieron cuenta de que habían perdido la noción del tiempo. Decidieron salir a dar un paseo por las calles de la ciudad juntos y conocerse mejor. Desde ese día, Grigoris y Theofania se convirtieron en inseparables. Salían juntos para disfrutar de la comida, el cine y la música, y su amor floreció rápidamente. A pesar de los altibajos que la vida les presentó, su amor siempre se mantuvo fuerte, y hoy en día, siguen juntos felices como siempre.
