Guren y Lily-Collins se conocieron por casualidad en un bar de la ciudad. Él estaba tomando una cerveza y ella estaba sentada en la mesa de al lado leyendo un libro. Guren no podía dejar de mirarla y finalmente se armó de valor para acercarse a ella y preguntarle qué estaba leyendo. Resultó que era uno de sus libros favoritos, así que comenzaron a hablar sobre literatura. La conversación fluyó tan naturalmente que no pudieron detenerse. Hablaron sobre todo, desde música hasta comida y descubrieron que compartían muchas cosas en común. Finalmente, intercambiaron números de teléfono y, desde entonces, no han dejado de hablar y pasar tiempo juntos. Cada vez que recuerdan esa noche en el bar, se miran el uno al otro con una sonrisa en los labios, sabiendo que aquella casualidad los llevó a encontrarse y, quizás, a enamorarse.
