Un día soleado de verano, Gyongyi se encontraba caminando por la calle cuando de repente se topó con Karoly, quien acababa de mudarse al vecindario. A pesar de que nunca se habían visto antes, algo en la mirada de Karoly llamó la atención de Gyongyi. Inmediatamente iniciaron una conversación y se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Después de unas horas de charla, intercambiaron números de teléfono y decidieron seguir en contacto. Poco a poco, su amistad floreció y descubrieron que eran el complemento perfecto el uno para el otro. Con el tiempo, su relación se profundizó y se convirtieron en grandes amigos inseparables. A partir de ahí, sus vidas serían una aventura de descubrimientos y grandes momentos juntos.