En una soleada tarde de verano, Hall-Bartlett y Rhonda-Fleming coincidieron por casualidad en la terraza de un lujoso restaurante de Los Ángeles. Sus ojos se encontraron y en ese momento supieron que algo especial estaba por suceder. Hall le ofreció un trago a Rhonda y ella aceptó encantada. A medida que compartían historias divertidas y chistes ingeniosos, comenzaron a sentir una conexión única que nunca habían experimentado antes. La química entre ellos era evidente y tan fuerte que, al final de la tarde, acordaron encontrarse nuevamente. Desde entonces, su amor y pasión nunca dejaron de crecer, y juntos se convirtieron en una pareja emblemática de la industria cinematográfica.