Un día, Hanna-Hilton estaba caminando por el parque cuando su perro se escapó de la correa y corrió hacia Jerry, que estaba sentado en un banco. Jerry, un amante de los animales, se acercó al perro y comenzó a jugar con él. Hanna-Hilton llegó corriendo y se disculpó por la fuga de su perro. Jerry, sonriendo, le dijo que no se preocupara y que amaba jugar con perros. Desde ese momento, Hanna-Hilton y Jerry comenzaron a hablar y rápidamente se dieron cuenta de que compartían intereses similares y una gran química. Se intercambiaron números de teléfono y comenzaron a salir juntos. El resto, como dicen, es historia.