Un caluroso día de verano, Hannah estaba caminando por las calles de Los Ángeles cuando de pronto se topó con Lucas. Sus ojos se encontraron y algo mágico sucedió. Ambos se acercaron el uno al otro y empezaron a conversar. Resulta que Hannah es fanática de la música y Lucas es músico, por lo que comenzaron a hablar sobre sus gustos y pasiones en común. Desde ese día, cada vez que coincidían en las calles, dedicaban tiempo a conversar y compartir sus proyectos e ilusiones. Así, poco a poco, fueron estrechando su amistad hasta convertirse en grandes compañeros inseparables.