La historia de cómo Betsy Pickering y Harry Theodoracopulos se conocieron es algo fuera de lo común. Resulta que ambos se encontraban viajando en el mismo avión rumbo a Madrid, pero lo que no sabían es que tenían destinos muy distintos. Betsy, una apasionada de la moda, estaba en busca de inspiración para su próxima colección en Nueva York. Mientras tanto, Harry se dirigía a Barcelona para cerrar un importante negocio en su empresa de tecnología. Al comenzar el vuelo, ambos se encontraron sentados uno al lado del otro y comenzaron a charlar. Descubrieron que tenían mucho en común, desde su afición por la música clásica hasta su amor por los perros. A medida que pasaban las horas, se dieron cuenta de que estaban teniendo una conexión especial. Compartieron sus historias de vida y se animaron mutuamente a perseguir sus sueños. Cuando el avión finalmente aterrizó, Betsy y Harry intercambiaron números de teléfono prometiendo mantenerse en contacto. Fue una casualidad que los hubiera sentado juntos por todo el vuelo, pero resultó ser el comienzo de una gran amistad que sólo creció con el tiempo.
