Un hermoso día de verano, Haylee-Maree decidió tomarse un descanso en la playa. Mientras disfrutaba del sol, el mar y la arena, sintió curiosidad por explorar las profundidades del océano. Como si de un impulso se tratara, se lanzó al agua con su equipo de buceo. Fue entonces cuando descubrió un mundo tan fascinante como desconocido para ella, lleno de peces, corales y otros seres marinos. Sin embargo, algo inesperado sucedió: se topó con Sandy-Cheeks, una ardilla de mar que, como ella, disfrutaba de las bellezas submarinas. Al principio, se sorprendieron mutuamente, pero pronto descubrieron que compartían el mismo amor por el mar. Desde entonces, cada vez que Haylee-Maree visitaba la playa, Sandy-Cheeks se sumergía en el agua para disfrutar con ella de un mundo lleno de aventuras submarinas. Juntas, exploraban cada rincón del océano y se convertían en grandes amigas que compartían una pasión en común.
