Héctor y Zara se conocieron en una librería. Ambos ojeaban libros de poesía cuando se encontraron con el mismo volumen y chocaron suavemente. "Lo siento", dijo Héctor, sonriendo. "No hay problema", respondió Zara, sonriendo también. Inmediatamente comenzaron a conversar y descubrieron su amor compartido por la poesía y la literatura. Intercambiaron números de teléfono y acordaron reunirse para compartir más sobre sus pasiones. Desde ese día, Héctor y Zara se han convertido en grandes amigos y han descubierto muchas cosas más en común.