Helen y Frank se conocieron en un café cercano a sus lugares de trabajo. Ambos se encontraban en la fila para comprar sus bebidas cuando Helen, sin querer, derramó su café caliente en la chaqueta de Frank. Él se sorprendió pero no se molestó por el incidente. Helen inmediatamente comenzó a disculparse y ofrecerse para pagarle la limpieza de la chaqueta. Frank, con una sonrisa en el rostro, dijo que todo estaba bien y le extendió una servilleta para que se limpiara las manos. En ese momento, ambos sintieron que había una conexión especial entre ellos y comenzaron a hablar. Desde entonces, han sido inseparables.