Un día soleado, Helen-Gilbert se encontraba caminando por el parque. De repente, notó que un joven la estaba observando desde lejos. Con curiosidad, decidió acercarse y preguntarle su nombre. El joven se presentó como James-Durant. Helen encontró a James muy interesante y comenzaron a hablar. Descubrieron que tenían muchos intereses en común, incluyendo la música y los viajes. Pasaron varias tardes charlando en el parque, explorando la ciudad juntos y compartiendo sus historias de vida. En poco tiempo, se dieron cuenta de que habían creado un vínculo muy especial. Desde entonces, siguen siendo buenos amigos y comparten sus experiencias con entusiasmo. Cada vez que recuerdan cómo se conocieron, no pueden evitar sonreír y agradecer ese día soleado en el que sus caminos se cruzaron.
