Helen Gilbert y Victor Makzoume se conocieron en un avión que los llevaba de Nueva York a París. Ambos estaban sentados en el mismo pasillo y gracias a la turbulencia, acabaron hablando sobre sus respectivos trabajos. Helen estaba en la ciudad para una conferencia sobre literatura contemporánea y Victor era un joven empresario en busca de nuevas ideas de negocio para su empresa. Se hicieron amigos rápidamente y pasaron las siguientes horas hablando animadamente sobre diversos temas, desde la política hasta la moda. Al llegar a París, intercambiaron números de teléfono y prometieron mantenerse en contacto. A pesar de que vivían en diferentes ciudades, Helen y Victor empezaron a hablar con frecuencia y a compartir sus ideas e intereses. Poco a poco, su amistad se convirtió en algo más y decidieron tomarse un fin de semana en Nueva York juntos. Allí, se dieron cuenta de que había algo especial entre ellos y comenzaron una relación a larga distancia. Se visitaban con frecuencia y pasaban horas hablando por teléfono sobre sus vivencias diarias. Años más tarde, decidieron vivir juntos en Nueva York y construir una vida juntos basada en aquella primera conversación en el avión.
