Helene-Stanton y Morton-Pinsky se conocieron en una inusual situación en el metro de Nueva York. Se encontraron en un vagón lleno de gente cuando de repente las luces se apagaron y el tren se detuvo en seco. Helene estaba temblando de miedo mientras que Morton intentaba mantener la calma y tranquilizarla. Poco a poco empezaron a hablar y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común, como su amor por la música clásica y su pasión por el jazz. También descubrieron que ambos eran solteros y vivían en el mismo barrio. Cuando finalmente el tren se puso en marcha, intercambiaron números de teléfono y quedaron en seguir hablando. Unas semanas después de aquel encuentro fortuito, salieron a tomar un café y pronto se dieron cuenta de que habían encontrado a alguien especial. Desde entonces, Helene y Morton han estado juntos, explorando la ciudad, compartiendo momentos de risa y siempre recordando aquella noche en el metro como el comienzo de una gran historia de amor.
