Henry y Marisa se conocieron por casualidad en una cafetería de Londres. Henry estaba sentado en una mesa, mirando su teléfono, mientras Marisa buscaba un lugar para sentarse. Con una sonrisa y un gesto amable, Henry le ofreció compartir su mesa. Empezaron a conversar sobre sus vidas, gustos y aficiones. Henry descubrió que Marisa era gran fanática de los cómics y la cultura pop, algo que compartía con él. Después de un rato, Henry le propuso ir a dar un paseo por el parque, y Marisa aceptó encantada. Durante esa caminata, se dieron cuenta de que tenían mucho en común, compartían una gran pasión por la vida, y empezaron a sentir una conexión especial. Al final del día, Henry la llevó a casa y le pidió su número de teléfono. Desde ese día, comenzaron a salir y a disfrutar juntos de la vida, y hoy en día son una pareja feliz y enamorada.