La relación entre Enrique IV de Francia (1553-1610) e Isabelle Potier (1579-1665) fue una de las más famosas historias de amor de la época. Enrique IV, que había sido previamente casado con Margarita de Valois, conoció a Isabelle Potier en 1591. Isabelle era una pastora y Enrique quedó encantado por su belleza natural y su personalidad amistosa. A pesar de que había una gran diferencia de edad entre ellos (Enrique tenía 38 años y Isabelle sólo 12), se enamoraron y comenzaron una relación secreta. Enrique se emocionó tanto por Isabelle que incluso escribió un poema en su honor. La relación continuó durante unos años, pero finalmente Enrique tuvo que terminarla debido a su posición como rey y las limitaciones sociales de la época. Isabelle se casó más tarde con un aristócrata, pero siguió siendo recordada como la musa de Enrique IV. Incluso después de su muerte, Enrique se refería a ella con cariño. La relación entre Enrique IV e Isabelle Potier es un ejemplo de un amor verdadero que trascendió todo obstáculo. Es una historia que ha sido contada a lo largo de los siglos y sigue siendo un ejemplo de la capacidad del amor para romper las barreras sociales y culturales.
