Elizabeth y Henry se conocieron en una feria benéfica en Nueva York. Elizabeth estaba caminando por los puestos de juegos cuando de repente tropezó con un bote de globos. Henry, quien estaba a su lado, la ayudó a recoger sus pertenencias. Después de un breve momento de conversación, Henry le invitó a tomar un café en un café cercano. La química entre ambos fue instantánea y desde ese día comenzaron a salir juntos. A medida que pasaba el tiempo, su relación se hizo más fuerte y al año siguiente, se casaron en una ceremonia íntima en la casa de sus padres en el sur de Francia.