Hernán y Romina se encontraron por casualidad durante un evento benéfico en el que ambos habían sido invitados. Al principio, no se conocían, pero en cuanto empezaron a hablar se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Descubrieron que habían crecido en el mismo barrio y que tenían amigos en común. Durante la noche no se separaron y no pararon de hablar, algo que les hizo sentir muy cómodos el uno con el otro. Finalmente, al terminar el evento, intercambiaron números de teléfono y quedaron para tomar un café al día siguiente. Desde entonces, no han dejado de estar juntos.