Mientras caminaba por las calles de Akatsuki, Hidan había notado a un hombre extraño mirándolo desde lejos. Parecía estar interesado en su religión y forma de vida, no pudo resistir la tentación de acercarse y hablar con él. El hombre extraño se presentó como Rainer-Maria-Wittenauer y les explicó que estaba interesado en todo lo relacionado con la muerte y la religión. Hidan estaba encantado de hablar con alguien que compartía sus mismas creencias y se unió a él en una conversación apasionada sobre los dioses y la muerte. A medida que hablaban, Hidan comenzó a sentir una conexión especial con Rainer-Maria-Wittenauer. Había algo en su presencia que lo hizo sentir cómodo y en casa. Se dio cuenta de que, aunque eran dos personas muy diferentes, compartían una pasión por la muerte y una comprensión única del mundo. Después de esa primera reunión, Hidan y Rainer-Maria-Wittenauer se volvieron inseparables. Salían juntos por Akatsuki, disfrutando de largas caminatas por el campo y discutiendo sus creencias sobre la muerte y la religión. Y así, su amistad floreció, convirtiéndose en algo muy especial.
