Hima-nohara y Frank-Christian-Marx se conocieron al azar en un parque mientras paseaban a sus perros. Hima-nohara notó que Frank estaba teniendo problemas para controlar a su perro y se acercó para ver si podía ayudar. Después de unas risas y charlas, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y decidieron intercambiar números de teléfono. A partir de entonces, se convirtieron en grandes amigos, hablando a menudo sobre la vida y compartiendo consejos útiles entre ellos. Años después, se dieron cuenta de que su forma de comunicación había cambiado a través de la tecnología, pero su amistad sigue siendo la misma.