Howard Hughes y Phyllis Brooks tuvieron una relación sentimental en la década de 1930. Brooks era actriz y conoció a Hughes mientras trabajaba para la compañía de cine RKO, donde el magnate tenía una sociedad comercial. Hughes quedó impresionado por la hermosura y talento de Brooks y comenzó una relación con ella mientras estaba casado con su primera esposa. Hughes y Brooks salieron juntos durante alrededor de tres años y se mudaron juntos a una lujosa mansión en Hollywood. Sin embargo, la relación terminó cuando Brooks se enteró de la infidelidad de Hughes con Jean Harlow, otra estrella de cine. Aunque Hughes intentó ganarse de nuevo a Brooks, ella decidió poner fin a la relación. Después de la relación, Brooks continuó su carrera como actriz en Hollywood, apareciendo en varias películas y programas de televisión. Hughes, por su parte, se convirtió en un magnate empresarial y uno de los hombres más ricos del mundo, pero su vida personal estuvo plagada de relaciones tumultuosas y escándalos. La relación con Brooks se convirtió en parte de la leyenda y la mitología que rodea la figura de Howard Hughes.