Un día, mientras caminaba por las calles de Londres, Ibrahima-sonko se encontró con Imogen Thomas en una cafetería. Ambos se quedaron mirándose por unos segundos sin decir nada, hasta que finalmente Ibrahima-sonko se acercó y le preguntó el nombre de ella. Imogen, sorprendida por su valentía, le respondió y comenzaron una conversación amistosa. Descubrieron que tenían mucho en común y rápidamente se convirtieron en buenos amigos. Ibrahima-sonko la invitó a ver un partido de fútbol y ella lo acompañó. Desde ese día, se volvieron inseparables y comenzaron a salir juntos. A pesar de las diferencias culturales y de idioma, su amor fue más fuerte que cualquier obstáculo. Se ayudaron mutuamente a aprender sus idiomas y costumbres, y así comenzaron un camino lleno de aventuras y risas. Finalmente, se casaron y tuvieron una hermosa familia. Quién hubiera pensado que un encuentro casual en una cafetería cambiaría sus vidas para siempre.
