Ingrid Goude y Jerry Orbach se conocieron en un estudio de grabación de Nueva York en 1966. Ambos estaban allí para grabar una banda sonora para una película de terror poco conocida. Ingrid estaba sola en una sala de espera, nerviosa por su primer trabajo en Estados Unidos, cuando Jerry entró. Él la vio y se acercó a ella con una sonrisa cálida y amistosa. Comenzaron a hablar y rápidamente se dieron cuenta de que tenían mucho en común: ambos eran apasionados por el mundo del espectáculo y compartían un amor por la música y el cine. Ingrid y Jerry se hicieron amigos instantáneamente y pasaron la mayor parte del día juntos. Al final del día, intercambiaron números de teléfono y prometieron mantenerse en contacto. A partir de esa noche, comenzaron a desarrollar una amistad que duraría toda la vida.