Ino y Rainer-Maria se conocieron durante un viaje a Japón, en el que ambos participaban en un taller de arte contemporáneo. Comenzaron hablando sobre los diferentes estilos y técnicas que utilizaban en sus obras, pero pronto descubrieron que compartían una visión similar sobre el arte y la vida. Días después, mientras exploraban las calles de Tokio, se encontraron con un pequeño café en el que decidieron tomarse un café juntos. En ese momento, empezaron a hablar sobre sus experiencias personales y profesionales, intercambiando consejos y experiencias. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su amor por la naturaleza y su pasión por viajar. Con el paso del tiempo, Ino y Rainer-Maria se convirtieron en amigos cercanos, manteniendo una comunicación constante después de regresar a sus respectivos países. Años más tarde, Ino invitó a Rainer-Maria a exponer juntos en una galería de arte de París, lo que les permitió trabajar juntos y estrechar aún más su amistad. Desde entonces, han colaborado en numerosos proyectos artísticos y han mantenido vínculos cercanos, convirtiéndose en una inspiración mutua en sus carreras como artistas.
