Jack-Kirkland y Julie-Laird se conocieron por pura casualidad en un pequeño café de la ciudad. Él estaba allí tratando de escribir su próxima novela mientras ella navegaba por Internet en su computadora portátil. De repente, uno de los empleados del café tropezó con la mesa de Jack, derramando su café sobre su laptop y destruyéndola por completo. Jack estaba furioso, pero Julie se ofreció a compartir su computadora para que Jack pudiera terminar su trabajo. Poco a poco, empezaron a hablar y descubrieron que tenían mucho en común. Al final del día, Jack le agradeció a Julie por su ayuda y le dejó su número de teléfono. Desde ese día, Jack y Julie no se separaron nunca más. Fueron a citas al aire libre, compartieron comidas caseras juntos y se rieron de las cosas más simples. Así fue como su amor floreció, gracias a un incidente fortuito en un café.