Jack el Destripador y Lizzie Jackson se conocieron en un oscuro callejón de Londres, alrededor de medianoche. Lizzie era una prostituta joven, que buscaba clientes en la calle cuando Jack la vio y se acercó a ella. La tomó por sorpresa, y ella intentó alejarse, pero Jack la agarró por la muñeca y le mostró un cuchillo. Lizzie guardó la calma y se dio cuenta de que Jack no tenía intenciones violentas hacia ella, así que le preguntó qué quería. Jack le explicó que simplemente estaba buscando alguien con quien hablar, ya que se sentía solo y aislado. Lizzie, compadeciéndose de él, decidió escucharlo. Jack le habló de su infancia difícil, de su frustración por no conseguir un empleo decente y de cómo eso lo había llevado a una vida de crimen y violencia. Lizzie, quien también había pasado por momentos difíciles en su vida, pudo conectar con Jack y le brindó consuelo y apoyo. A medida que las horas pasaban, la conversación se convirtió en una amistad poco probable. Jack y Lizzie comenzaron a verse regularmente en el callejón, y aunque Jack seguía siendo violento con otras mujeres, no tocaba a Lizzie. Ella se convirtió en su confidente y confidente más cercano, y a menudo lo alentaba a alejarse de la vida delictiva. Sin embargo, un día, Jack desapareció. Nadie sabe qué le sucedió exactamente, pero algunos dicen que decidió dejar Londres y comenzar una nueva vida en algún otro lugar. Lizzie nunca lo volvió a ver, y aunque nunca olvidó su extraña amistad, siempre se preguntó qué había pasado con él.
