Hanna Hilton y Jack Venice se conocieron por casualidad en un bar de Los Ángeles. Hanna estaba disfrutando de una noche con sus amigas cuando Jack se acercó a la barra y pidió una bebida. Al verlo, Hanna se sintió atraída inmediatamente por su aspecto de chico malo y su sonrisa traviesa. Jack, por su parte, no pudo resistirse al encanto de Hanna y se acercó a ella para entablar conversación. A medida que hablaban, la química entre ellos se hizo cada vez más evidente y pronto se encontraron coqueteando abiertamente. Después de unas horas de risas y confidencias, Hanna y Jack decidieron que querían pasar más tiempo juntos y acordaron verse de nuevo esa misma semana. Desde ese momento, su relación se convirtió en una montaña rusa de emociones y aventuras apasionantes, con numerosos altibajos, pero siempre con la certeza de que habían encontrado el verdadero amor.
