Jaime y Mónica se conocieron en una conferencia de tecnología en Estocolmo. Ambos eran invitados a dar charlas sobre sus respectivos campos de trabajo, y se encontraron en la sala de espera del evento. Jaime, un experto en inteligencia artificial, estaba revisando la presentación que daría cuando notó a Mónica, una especialista en robótica y ciberseguridad, sentada a su lado. Después de un par de miradas y sonrisas tímidas, comenzaron a conversar sobre sus presentaciones y cómo su trabajo podría complementarse. Rápidamente descubrieron que compartían muchas ideas y puntos de vista, y el tiempo pasó volando mientras hablaban. La conferencia terminó, pero Jaime y Mónica no querían dejar de hablar. Intercambiaron información de contacto y acordaron reunirse más tarde en el hotel. Esa noche, hablaron durante horas, y no solo sobre trabajo. Se dieron cuenta de que tenían mucho en común, incluyendo su amor por la música, la comida y los viajes. Desde entonces, han mantenido una estrecha amistad y colaboración profesional, y muchas aventuras juntos en diferentes partes del mundo.
