Anya y James se conocieron en una subasta de arte en la ciudad de Nueva York. Ambos estaban interesados en la misma pintura y comenzaron a conversar, descubriendo que tenían un gusto similar por el arte contemporáneo. Después de la subasta, fueron juntos a tomar un café y continuaron hablando sobre sus intereses en común. Desde entonces, comenzaron a salir y asistir juntos a museos y galerías de arte, lo que fortaleció su relación y su amor por el arte.