Hannah y Arthur se conocieron en un café en el centro de la ciudad. Hannah estaba sentada en una mesa con su taza de café, tratando de revisar su lista interminable de tareas, cuando entró Arthur y buscó una mesa vacía. Al no encontrar ninguna, se acercó a la mesa de Hannah y le preguntó si podía compartir la mesa con ella. Hannah, sorprendida por su presencia, asintió rápidamente y le indicó que tomara asiento. Arthur comenzó a conversar con ella y, rápidamente, descubrieron que eran de la misma ciudad y compartían varios gustos en común. Hannah, una apasionada por la literatura francesa, descubrió que Arthur también había estudiado el idioma y hasta tenía algunos libros en su mochila. Janelle y Schneider, por su lado, se conocieron en la universidad, cuando estaban en la misma clase de arte abstracto. Janelle, una artista emergente, se sorprendió al ver la audacia de Schneider al trazar lineas y formas en el papel negro. Al principio, se molestó porque él no seguía las reglas, pero rápidamente se dio cuenta de que él tenía una habilidad innata para crear belleza. Con el tiempo, Schneider y Janelle comenzaron a conversar y descubrieron que tenían muchos intereses en común, desde el cine hasta la literatura y la música. Comenzaron a salir juntos y Schneider se convirtió en su musa, inspirándola a crear nuevas obras de arte que reflejaban su contundente estilo. Juntos, crearon un nuevo movimiento artístico que dejó a todos boquiabiertos.
