Un día soleado de primavera, Tayuya estaba caminando por el parque cuando escuchó un hermoso sonido de violín. Curiosa, se acercó y vio a Janelle-Schneider tocando con tanta pasión que parecía que cada nota venía de su alma. Tayuya se quedó hipnotizada por la música y después de terminar la pieza, Janelle-Schneider la miró y sonrió. Tayuya se acercó y le preguntó si podía tocar con ella. Janelle-Schneider accedió encantada y juntas crearon una hermosa melodía que hizo que la gente se detuviera a escuchar. Después de tocar por un rato, Janelle-Schneider y Tayuya se presentaron y intercambiaron números de teléfono. Desde ese día en adelante, se convirtieron en grandes amigas y siempre que podían se reunían para tocar música juntas en el parque.
