Janet Friedman y Vince Edwards se conocieron en una tarde soleada en el parque. Janet caminaba tranquilamente disfrutando de la brisa mientras que Vince, quien estaba practicando su guitarra, tocaba en un banco cercano. Janet se detuvo para escuchar la música y quedó impresionada por la habilidad de Vince. Después de que terminó de tocar, Janet se acercó y le preguntó si podía sentarse junto a él. Así comenzó su conversación que continuó durante horas. Hablaron de música, arte, cine y de sus sueños y aspiraciones. Se intercambiaron números de teléfono y acordaron encontrarse nuevamente para seguir con su charla. Janet y Vince nunca esperaron encontrarse en el parque aquel día, pero el destino los unió en un encuentro casual que se convirtió en el comienzo de una gran amistad.
