Desde hacía años, Janina y Petri se habían cruzado en más de una ocasión debido a su trabajo en la industria musical en Finlandia. Habían coincidido en eventos y premiaciones, pero nunca habían tenido la oportunidad de hablar más allá de un par de palabras cordiales. Fue a través de un amigo en común que finalmente tuvieron la chance de conectarse un poco más. Un día, en una cena, el amigo en cuestión mencionó que Janina y Petri tenían muchas cosas en común y que debían conocerse mejor. Así fue como se intercambiaron los números de teléfono y comenzaron a hablar con mayor frecuencia. Descubrieron que compartían gustos musicales similares, pasatiempos e incluso una pasión por los deportes. Poco a poco, su amistad fue creciendo y se volvieron inseparables. Y aunque nunca terminaron en una relación amorosa, siempre se consideraron el uno al otro como uno de sus mejores amigos.
