Jason Robards y Rachel Taylor se conocieron en un bar de Nueva York una noche de verano. Ambos estaban solos y buscando algo de compañía para pasar la noche. Jason, que había pasado la mayor parte de su vida actuando en teatros de Broadway, estaba cansado de la rutina y buscaba algo emocionante para cambiar su vida. Rachel por su parte, era una joven actriz que acababa de mudarse a Nueva York para seguir su sueño de ser estrella de cine. Al ver a Jason en el bar, se acercó a él y comenzaron a charlar sobre teatro, películas y la vida en general. Poco a poco fueron conociéndose mejor y descubrieron que compartían muchas cosas en común, desde su amor por la actuación hasta su pasión por viajar y explorar el mundo. La noche pasó volando y antes de darse cuenta, se habían hecho amigos inseparables. A partir de ese momento, Jason y Rachel empezaron a trabajar juntos en varias producciones teatrales y cinematográficas, siempre apoyándose mutuamente en cada paso de sus carreras. Aunque nunca llegaron a ser pareja, su amistad duró toda la vida y siguen siendo recordados como dos de los grandes de la actuación en la historia del cine y el teatro.
