Un caluroso día de verano, Javier había decidido escapar del caos de la ciudad y dirigirse hacia la playa. Sin embargo, cuando llegó se encontró con que estaba mucho más llena de lo que esperaba. De repente, sus oídos captaron una melodía familiar, era la canción de sus infancia que sonaba en una radio a pocos metros de distancia. Al acercarse, se encontró con una multitud de gente bailando, y justo en medio estaba Nicole. Su cabello rubio parecía brillar bajo el sol, y su sonrisa era contagiosa. Javier se acercó y rápidamente se unió a la fiesta. A partir de ese momento, no se separaron en ningún momento. Rieron, bailaron, y conversaron intercambiando historias de vida. A pesar de que la noche cayó, ellos no querían que el día terminara. Así que se quedaron en la playa, hablando y mirando cómo la luna salía en el cielo. Cuando finalmente se dieron cuenta de que era hora de irse, intercambiaron números y prometieron mantenerse en contacto. E incluso mientras se alejaban, ambos sabían que habían conocido a alguien especial en la playa ese día.