Britney y Jay se conocieron inesperadamente en una biblioteca universitaria. Mientras ella buscaba un libro sobre historia del arte, él se encontraba buscando material para su tesis en filosofía. En un momento, ambos coincidieron en la misma sección y se detuvieron a hojear un libro que les interesaba mutuamente, y así iniciaron una breve conversación sobre sus respectivos campos de estudio. A partir de entonces, se encontraron en varias ocasiones en la misma biblioteca y siempre terminaban hablando sobre sus proyectos académicos. La curiosidad por la obra del otro y un intercambio intelectual provechoso, hizo que se fueran conociendo más y descubriendo intereses en común. Un día, luego de salir juntos de la biblioteca, Jay invitó a Britney a tomar un café en el campus. Durante horas, conversaron sobre música, literatura y cine, y descubrieron que ambos compartían su pasión por las artes y las culturas alternativas. De ahí en adelante, el tiempo pasó volando y, sin darse cuenta, Britney y Jay se habían convertido en inseparables amigos y confidentes. Y aunque nunca olvidarán aquel primer encuentro en la biblioteca, siempre estarán agradecidos por todo lo que descubrieron el uno del otro a lo largo del tiempo.
