Un día, Jayne Sharp estaba caminando por las calles de su ciudad cuando sintió que alguien la seguía. Al principio se asustó, pero al darse la vuelta, vio a un joven llamado Ross-Neil. Éste le había estado siguiendo desde hacía un tiempo, pero no sabía cómo acercarse a ella. Al verla sola, decidió tomar su oportunidad. Jayne notó que el chico parecía un poco tímido, así que decidió tomar la iniciativa. Se acercó a él con una sonrisa y le preguntó si necesitaba ayuda con algo. Ross-Neil se puso un poco nervioso, pero al final logró articular unas palabras. Desde ese día, Jayne y Ross-Neil comenzaron a hablar y a conocerse mejor. Descubrieron que tenían mucho en común: ambos eran amantes de la música y de los libros. Pasaron mucho tiempo juntos, hablando de sus intereses y compartiendo sus pasatiempos. Con el tiempo, Ross-Neil se dio cuenta de que estaba enamorado de Jayne. Ella no lo sabía aún, pero era obvio que disfrutaba de su compañía. Por su parte, Jayne también comenzó a sentir algo por Ross-Neil, aunque no estaba segura de qué era. Fue una tarde de verano cuando Ross-Neil tomó valor y le confesó sus sentimientos a Jayne. Ella se sorprendió, pero después de pensarlo un rato, decidió darle una oportunidad a su corazón. Desde entonces, Jayne y Ross-Neil han sido inseparables, disfrutando de una relación llena de amor y respeto.