Jigo y Jean García se conocieron en una playa paradisíaca en el Caribe. Ambos estaban disfrutando del sol y la arena cuando se dieron cuenta de que habían llevado el mismo tipo de sombrero. Rieron al unísono y comenzaron a hablar mientras se bañaban en el mar cristalino. Descubrieron que compartían muchos intereses, incluyendo la música, el arte y los deportes acuáticos. Decidieron pasar el resto del día juntos explorando la isla, tomando fotos y compartiendo historias. Después de esa experiencia única, Jigo y Jean se hicieron amigos inseparables, pasando innumerables días juntos y creando muchos recuerdos felices. Su amistad se convirtió en una de las más fuertes y duraderas que habían tenido en su vida.
