Un día de sol radiante, Lon-McCallister caminaba por la calle cuando vio a una hermosa mujer rubia con un vestido floreado caminando hacia él. Sus ojos se encontraron y en ese momento, ambos sintieron una corriente eléctrica que recorrió todo su cuerpo. Jeanne-Crain se detuvo frente a él y le preguntó la hora. Lon, con su encantadora sonrisa, respondió que eran las tres en punto y aprovechó la oportunidad para invitarla a tomar un café. Jeanne aceptó gustosa y se fueron a un pequeño café cerca de allí. Durante la conversación, descubrieron que compartían intereses similares y que ambos eran actores en ascenso en Hollywood. Pasaron horas hablando y riendo hasta que se dieron cuenta de que ya era de noche. Se despidieron con la promesa de volver a verse pronto y así lo hicieron. Lon y Jeanne comenzaron una apasionada relación que duró muchos años y que fue la envidia de todos en Hollywood. La magia de ese primer encuentro nunca se desvaneció y siempre se recordaron con cariño ese día en que se conocieron.
