Jeff Hickey y Lana Sands se conocieron en una tarde soleada en el parque. Jeff estaba jugando a la pelota con su perro y Lana estaba leyendo su libro favorito en un banco cercano. El perro de Jeff se acercó a Lana y ella comenzó a acariciarlo. Jeff se acercó para agradecerle por jugar con su perro y así comenzaron a charlar. Pronto descubrieron que tenían mucho en común, incluyendo un amor compartido por la música y el cine. Decidieron continuar su conversación en un café cercano. Mientras tomaban sus bebidas, se dieron cuenta de que estaban sintiendo una conexión especial el uno con el otro. Así que intercambiaron números de teléfono y acordaron volver a verse pronto. Desde entonces, Jeff y Lana han sido inseparables. Han explorado juntos nuevos lugares, visto películas maravillosas y han compartido muchos momentos dulces. Lo más importante es que se han apoyado mutuamente en los buenos y malos momentos, lo que los ha unido cada vez más.
