Maggie Pierce y Jerry Minskoff se conocieron en un restaurante de Nueva York. Él se acercó a su mesa y le preguntó si podía sentarse. Maggie, un poco sorprendida, accedió amablemente. Jerry comenzó a hablarle de su trabajo como productor de cine y televisión, y Maggie le contó sobre sus experiencias como actriz. Fue una conversación amena y divertida que duró toda la noche. Al final de la cena, Jerry le pidió el teléfono y la invitó a salir al cine esa misma semana. Desde entonces, se convirtieron en inseparables y formaron una pareja única y maravillosa.