Chris y Jessica se conocieron en una noche de verano en Los Ángeles. Ambos se encontraban en una fiesta en la que coincidieron por casualidad. Chris estaba tocando la guitarra en un rincón de la casa, mientras que Jessica estaba charlando con algunas amigas en el jardín. De repente, Chris comenzó a tocar una canción que llamó la atención de Jessica. Era una melodía suave y dulce, que la hizo sentir muy feliz y relajada. Se acercó al lugar donde estaba Chris y le pidió que le enseñara a tocar la guitarra. Chris, que era muy amable y simpático, aceptó gustoso. Pasaron toda la noche tocando juntos e intercambiando historias y risas. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su pasión por la música y el amor por los animales. Desde esa noche, Chris y Jessica se volvieron inseparables. Comenzaron a salir juntos y a tocar música en bares y cafeterías de la ciudad. Su amor por la música y la vida los unió para siempre, y juntos construyeron una hermosa historia de amor y amistad.
